En una sociedad, que cada
vez está más globalizada, es lógico pensar que
la difusión de los diferentes aspectos de la vida entre los
distintos países sean muy rápidos. Debido a esto, los países desarrollados tienden a tener las mismas características
en cuanto a la alimentación, a la moda, a la oferta cultural y por
supuesto a la belleza.
A lo largo de la historia
se han seguido unos cánones de belleza que distan en su
mayoría de los actuales. En este momento, vivimos en una
“cultura de la delgadez” que se nos ha ido inculcando,
principalmente, desde la televisión, las redes sociales y la
moda.
En los últimos
años nos hemos cansado de leer y/o escuchar polémicas
relacionadas con las modelos o con los diseñadores más
famosos del momento.
Karl Lagerfeld, opina sobre el debate de la delgadez en las modelos. "Las
mamás gordas que se sientan frente al televisor con sus bolsas
de patatas fritas son las que dicen que las modelos delgadas son
feas... Nadie quiere ver mujeres gordas".
La Cadena J. Crew decide instaurar la talla XXXS (equivalente a una 26 en España)."Vivimos
en un país que promueve la anorexia y la vergüenza por
los cuerpos de las mujeres", señalaba esta semana una
clienta de la cadena al Daily News.
Dejando a un
lado el tema de los famosos... Centrémonos en nuestra vida.
¿No os ha pasado alguna vez que vais a diferentes tiendas en
busca de un pantalón y que en cada una tienes que probarte
distintas tallas porque no coinciden? Este hecho no se produce porque
vuestro cuerpo haya cambiado en el tiempo que os llevó
desplazaros de una tienda a otra, sino que se debe al fenómeno
conocido como vanity sizing. El
vanity
sizing o
“inflación de la talla” es una medida aplicada por
diferentes empresas de la moda para que la persona que compre su ropa
se siente más contenta por el hecho de llevar una talla más
pequeña. Sin embargo, lo que consiguen es que,por un lado, nos
cueste buscar la talla que se asienta a nuestro cuerpo, ya que nos
tenemos que probar muchas de diferentes tiendas para dar con ellas y,
por otro lado, que nunca nos quedemos felices con nuestra talla
porque no consideremos que es la adecuada.
En mi opinión, la
felicidad no se encuentra en la aprobación de los demás,
ni en parecerse más a nuestro famoso preferido, ni en la talla
de ropa que cada uno lleva, sino en aquellos momentos del día
a día que nos pueden sacar una sonrisa, e incluso hacernos
reír, por muy dura que haya sido la jornada.
Os animo a disfrutar de
cada momento sin cuestionaros que podrá decir la sociedad de
ello, ya que en el fondo, lo que nos gusta y nos hace felices, está
dentro de nosotros.
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