martes, 28 de febrero de 2012

MALOS HÁBITOS Y TRASTORNO ALIMENTARIO.

Hace algo más de un año, en Galicia le retiraban la custodia a unos padres por la obesidad mórbida que padecía su hijo. El niño tenía problemas biológicos y de movilidad importantes. A grandes males, grandes remedios.Al final todo se resolvió favorablemente para el niño.

Los malos hábitos de vida pueden conducir a un trastorno de alimentación. El exceso de bollería industrial, de refrescos y zumos azucarados, no realizar deporte, estar muchas horas ante el ordenador o la televisión pueden provocar el conocido como trastorno por atracón lo que lleva a una obesidad segura.

La propuesta para solucionar este problema es clara:
-Realizar una alimentación variada. En la que no falte nada. Hay verduras más fáciles de comer para los niños, como son los guisantes, las judias y las espinacas. Se pueden disfrazar en tortilla, cocerlas y después preparar un refrito con jamón. Intentar que resulten apetecibles.
-Los cereales, las galletas, el pan, los lácteos, la carnes, el pesacado y la fruta también son indispensables.
-La bollería en caso de no poder hacerla en casa, siempre es mejor de pastelería que la comprada en supermercado.
-Los zumos deben ser naturales y mejor con fruta de temporada.
-El deporte es importante. Buscar alguno que les guste a los niños y en los que los padres puedan ser partícipes, aunque sea como espectadores.
-Es fundamental reforzar lo positivo de los niños, más que insultar o castigar. Los logros son mayores y su autoestima se verá reforzada.

Un niño feliz es un niño sano.