miércoles, 28 de mayo de 2014

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN


El tiempo que dedicamos a pensar en la delgadez o en estar más delgadas/os, es tiempo que perdemos para ser felices.

La autoestima se compone de diversos factores (nuestro rendimiento académico, la satisfacción con nuestro físico, nuestras relaciones sociales, nuestro rol como trabajadores, como padres, hijos, etc.), resultando perjudicial para la salud mental sobrevalorar cualquiera de estas facetas sobre las demás.

Lo que sucedería en los casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria es que la autoestima depende única y exclusivamente del físico y en función de la valoración que hagamos de nuestro cuerpo y nuestra cara, se moverán en esa dirección los hilos de nuestras relaciones sociales, amistades, pareja, estudios, etc...

De ahí que las personas que empiezan con síntomas de anorexia y bulimia decidan aislarse, dejar a su pareja o abandonar los estudios. Consideran que nadie debe verles con el aspecto que ellas/ellos creen tener (por mucho que se aleje de la realidad que los demás perciben) o porque consideran que no serán capaces de conseguir sus metas.

Tu vida se desploma. Ese tiempo de aislamiento, es tiempo, en el que la enfermedad se refuerza. La evitación de las situaciones temidas (comer delante de otras personas, ponerse esa camiseta que queda “ceñida”...) impide que el trastorno se pueda superar. La única manera de vencer nuestros miedos es exponiéndonos a ellos.

Esta enfermedad es un conflicto que se vence luchando contra uno mismo. Contra esas obsesiones, esas preocupaciones que nadie más ve, ese sufrimiento..


Si vida sólo hay una, debemos disfrutarla al máximo, ¿no crees?. Es fundamental hacer las cosas que realmente te hacen feliz, acompañándote de esas personas que siempre te sacan una sonrisa y, sobretodo, aceptándote tal y como eres porque, si algo de verdad importa, es quererse a una misma (por dentro y por fuera). Una vez se haya conseguido esto, lo demás llegará solo.